
Demasiado blanco, suficiente negro
Ha vuelto a fallarse. Lucha, coge aire. Se mira en el espejo y se anima a sí misma. Baila desnuda por toda la casa e intenta quererse un poco. Recoge las flores que nunca le regalarán y llora por todo aquello que no perderá. Por una parte bien, por otra parte mal. No consigue dejar de contradecirse; demasiado blanco, el suficiente negro. Intenta averiguar qué es correcto y qué no, pero solo encuentra grises. Se finge a sí misma una sonrisa, se finge libre, se finge bien para